Por qué
dejas que sean mis ojos los que devoren tus labios cuando los míos mueren por probar
los tuyos.
Luego viene el
gesto, ese guiño jugando a provocar lo que implícito esta, ese deseo que late y
arde, loco por estallar y nada pasa, no terminan de caer las fronteras, quizás miedo,
quizás lealtad, pero algo si no puedes negar que tus ojos los mios quieren
mirar.